En un ciclismo cada vez más joven, Pello Bilbao López de Armentia es un ejemplo de que, a partir de los 30, se puede crecer en la profesión hasta límites insospechados.
El hombre, que ha roto la sequía del ciclismo español en el Tour de Francia, es hoy miércoles, 12 de julio, portada en L’Equipe.
El hombre, que ayer logró la mejor victoria de su vida, tiene 33 años.
Se llama Pello Bilbao y no fue un ciclista vocacional tal y como contó en esta entrevista que nos concedió el año pasado.
En una tierra como el País Vasco, enamorada de este deporte, Pello Bilbao se hizo ciclista casi por casualidad al comprar la bicicleta a un amigo del instituto (maillot y culotte incluido) por 120 €.
No era más que un adolescente.
La diferencia es que esa bicicleta iba a guiar el resto de tu vida hasta hoy con 33 años.
No hacia falta esperar a su victoria en el Tour para saber que se trata de un gran ciclista. Mi padre, que es un apasionado, lo compara (salvando las distancias) a un ciclista que yo no tuve oportunidad de ver y del que he leído maravillas: Marino Lejarreta
Hay que reconocer que el currículum de Pello (quinto en un Giro y noveno en un Tour) es de una regularidad asombrosa.
Sobre todo en estos últimos años, superados los treinta, en los que está saliendo lo mejor de Pello Bilbao como ciclista.
Como dice él, “a esta edad he descubierto que tengo margen de mejora”.
Pero, sobre todo, lo más importante es que hace lo que le gusta y que descubrió esto no gracias a su familia (gran aficionada a la naturaleza y al senderismo), sino gracias a la bicicleta que le compró a ese amigo suyo en la adolescencia.
“Pasamos media vida trabajando. Por lo tanto debemos tratar de que nos guste lo que hacemos”, defiende hoy Pello Bilbao, el ciclista español de moda.
1.816 días después, ha roto la sequía de nuestro ciclismo en el Tour.